Capítulo 7 de Informe Umamanita: Encuesta sobre la Calidad de la Atención Sanitaria en Casos de Muerte Intrauterina
Autores: Paul Cassidy et al. (2018)
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Resumen (Español)
Introducción: No existe evidencia científica que respalde la administración de sedantes (en forma de anestesia, analgésicos opiáceos o ansiolíticos) en el contexto de la atención sanitaria tras la muerte intrauterina. Se recomienda evitar su uso porque se piensa que interfiere con el proceso de duelo. Sin embargo, varios estudios señalan que es una práctica común en otros países. Se investiga la incidencia de administrar sedantes en el contexto del sistema sanitario español.
Resultados: Se analizaron las respuestas de 796 mujeres a una encuesta online[1]. Se administraron sedantes/tranquilizantes al 48,0% de las mujeres en al menos una ocasión y al 7,6% en dos o más ocasiones. Los sedantes fueron administrados después del diagnóstico (22,0%), durante el trabajo de parto (14,8%) y después del parto (21,0%). El análisis bivariado halló diversos contextos de la atención en los que la administración de sedantes aumentó: cuando un/a psicólogo/psiquiatra vio a la mujer; alojamiento en una habitación privada; no estar acompañada durante el diagnóstico y o el parto; y en contextos clínicos, como la práctica de cesáreas. Los motivos de la prescripción de sedantes fueron diversos: en el 32,5% de los casos la madre los pidió, mientras que en el 50,3% de los casos un profesional sanitario aconsejó tomarlos. En el 17,1% de los casos los profesionales administraron sedantes sin consultar y en el 53,8% de los casos no explicaron los efectos de los sedantes antes. La administración de sedantes está asociada con porcentajes más bajos de contacto post mortem con el bebé y de menor satisfacción con la atención. Los resultados sugieren que los sedantes podrían ser una variable predictora de dificultades en el duelo a corto y largo plazo.
Conclusiones: El nivel de consumo de sedantes y la falta de una explicación previa de sus efectos es preocupante, porque los efectos cognitivos de la sedación son fuertes y contrarios a los objetivos de la atención. Además, dificultan el trabajo del sanitario. Las buenas prácticas recomiendan no sedar a la madre porque se piensa que puede causar problemas en el desarrollo del duelo. Una propuesta sustentada por los resultados de este estudio.
Palabras clave: Muerte fetal, muerte intrauterina, muerte perinatal, duelo perinatal, duelo gestacional, calidad atención, sedantes, tranquilizantes, duelo complicado
[1] Véase el capitulo 1 para una descripción detallada de la metodología.
Abstract (English)
Introduction: No evidence exists to support the administration of sedatives (analgesic opiates or anxiolytics) during the hospital stay as a medical intervention in cases of intrauterine death as they are believed to interfere with the grief process. Various studies, however, have found that they are routinely administered in other countries. The study investigates the practice of sedative administration in Spanish hospitals.
Results: Responses from 796 women to an online questionnaire were analysed. 48.0% of respondents stated that they were administered sedatives at least once during the hospital stay and 7.6% on two or more occasions. Sedatives were administered after the diagnosis (22.0%), during labour (14.8%) and after the birth (21.0%). Bivariate analysis found that sedative administration was significantly higher in a number of contexts: when women were seen by a psychologist/psychiatrist; being accommodated in a private room; not being accompanied by a partner, family member or friend during the diagnosis or birth; and with clinical contexts such as a caesarean birth. The reasons for administering sedatives were diverse: in 32.5% of cases the woman asked for sedatives, health professionals advised the woman to take sedatives on 50.3% of occasions and in 17.1% of cases they were administered without consulting. In 53.8% of cases the potential side effects of the sedatives weren’t explained beforehand. The administration of sedatives was significantly associated with lower levels of contact with the baby and lower satisfaction. The results suggest that sedative administration could be a predictor of having difficulties during the grief process in the short and long-term.
Conclusions: The level of sedative consumption and the lack of an explanation of their effects is worrying as their cognitive effects are antithetical to the objectives of care and make the provision of good care more difficult. The results suggest that administering sedatives was prejudicial to mental health and supports best practice recommendations that advise against the use of sedatives due to their negative effects on perinatal grief.
Keywords: Stillbirth, termination of pregnancy, bereavement care, perinatal death, perinatal grief, care quality, sedatives, complicated grief