No sé bien por dónde empezar, estaba en mi semana 36+1, mi embarazo fue mágico, sin ninguna complicación, todo iba perfecto…el miércoles 27/04 me había hecho una ecografía Doppler y todo estaba súper bien, Bruno estaba en posición para intentar un parto vaginal (yo había tenido anterior una cesárea) pero mi doc me dijo que lo íbamos a intentar.
El viernes 29/04 me levanté, prepare a mi hija de 3 años para el colegio y senti a Bruno raro, no se movía como todos los días…había hecho algunos movimientos y había tenido hipo, Suponiendo que tenía poco espacio ya que me faltaba 3 semana sdgui con mi rutina. Comí un chocolate hizo un movimiento brusco y me quedé “tranquila”. En la siesta cuando llega su papá de trabajar nos recostamos, tuvo hipo y se movió apenas no como solia hacerlo, más tarde ya con nervios le digo al papá que lo notaba raro que sentía que estaba diferente y ahí nos fuimos a la guardia. De camino dejamos a mi pequeña de 3 años con su tía y primas.
Nunca pensé lo que vendría después…
Llegamos, monitoreo y lo veía en sus caras, algo no estaba bien.
Ahí mismo me dijeron que los latidos de Bruno eran muy bajos que había que hacer una cesárea de urgencia. Me puse nerviosa, tenía mucho miedo, ahí mismo me pasaron una vía, me desvistieron y me llevaron al quirófano. Todo el tiempo preguntaba por mi esposo y mi obstetra.
Mi doctor venía en camino, mi esposo teniendo en cuenta la gravedad dea situación y sin nosotros ser concientes de lo que sucedía yo estoy segura que lo demoraron con pepelerias para que no presenciaria terrible dolor, lo hicieron pasar después cuando a mi me estaban ya suturando.
Recuerdo como si fuera ayer, la desesperación de las doctoras de querer hacer nacer a Bruno con vida, no esperaron ni que la epidural hiciera efecto, sentí cada corte y senti como me partieron al medio por intentar que naciera con vida. Lamentablemente Bruno tenía vuelta de cordón en su cuello y eso había producido su muerte.
En medio llegó mi obstetra que me sostuvo junto con mi esposo la mano, me sentí totalmente acompañada por todo el personal, lo único que puedo rescatar de este horror que me tocó atravesar.
Ya suturada y con mi esposo en el quirófano mi obstetra nos preguntó si queríamos ver a nuestro bebé, los dos dijimos que no, pero el nos insistió y nos pidió que lo pensemos, nos dijo que el primero lo iba a ver y si creía que estaba en condiciones para que nosotros lo veamos y no nos quedemos con una imagen triste, y que con sus más de 40 años de trabajo el creía que verlo era conveniente para que nuestro duelo sea más llevadero y no nos quedaremos con sentimientos feos, que el nos aconsejaba verlo. Cuando lo vio escuché que dijo “no, chicos tienen que verlo, es un ángel precioso” le dijimos que lo traiga, así con todo su amor el lo cargo y cuando se acercó nos dijo, tiene un color violacio por la hipoxia pero es un muñeco.
Cuando lo vimos, era realmente precioso, le toque su piecito, todavía calentito, ese calor que sentí durante los casi 9 meses que lo tuve en la panza, yo entre el shock realmente no recuerdo con detalles su carita pero si el color, que para mí lejos de ser por la hipoxia era un violeta de transmutación, de convertirse en un ángel, en nuestro ángel.
Mi esposo dijo que era igual a su hermanita, hermoso, su boca chiquitita su cara redondita. Hoy solo tengo palabras de agradecimiento para con mi Obstetra, que fue un ángel que más allá de su profesión tuvo la calidez humana de acompañarme, hablarnos a mi esposo y a mi y a trasmitirme dentro del caos de mi cabeza la tranquilidad de que no fue responsabilidad mía, que yo había hecho lo que tenía que hacer, sentirlo raro e ir a la guardia. Nos hablo tanto tanto, de acompañarnos, de transitar esto juntos y fortalecernos, hasta nos hablo de “la petiza” como la llamaba el a Lucía que la conocía porque además de hacerla nacer, nos acompaño a cada consulta.
Llore mucho, me hice mil preguntas, me cuestione no haber actuado antes, me llene de bronca y tengo días en los que me consuelo con pequeñas cosas y con lo más importante que tengo a Lucia que no me deja caer y que se puede estar peor, hay padres que les sucede con su primer bebé y vuelven y el vacío se siente aún más.
Los dos días de sanatorio se me hicieron eternos, solo quería volver a casa a estar con mi hija y mi esposo, hoy ya pasaron 14 días y no se realmente como se sigue, mi hija es mágica y me da fuerzas, por ella es que intento levantarme y salir, empezar de a poco a retomar mi rutina, una rutina que toda estaba proyectada con Bruno y Lucia. Y hoy todo me recuerda a él, me miró al espejo y no tengo panza y tampoco a Bruno.
En mi vida había sentido un dolor tan grande.
Lucia sabe que su hermanito está en una estrella cuidandonos, los niños lo naturalizan desde un lugar más amoroso y su dolor lo transitan de forma diferente.
Hoy su risa me salva, y se que tengo que transitar esto para que la angustia se vaya de a poco y así recordar a Bruno desde el amor y pensar que me regaló casi 9 meses de el dentro de mi. ?