Doy a conocer mi historia para que ayude a otros muchos mamás y papás, igual que a mi me ha ayudado (y aún lo está haciendo) todos los testimonios que leo en este blog. He aquí lo que me sucedió, lo que nunca imaginamos que nos pasará a nosotras, teniendo un embarazo sin complicacions (el dulce embarazo que decía yo), y sin embargo, ocurre.
El pasado 25 de Mayo de 2020 nuestra preciosa hija nació sin vida. El día antes fuí al hospital por la ausencia de movimientos y allí ya nos dijeron la frase que toda madre le aterroriza oír “no hay latido”, estando de 29 semanas de gestación. Esos 204 días de felicidad plena y del amor más grande que jamás había experimentado, se congelaron, entré en xoc. Después de haver pasado un aborto, nos estrenábamos como padres, el deseo más grande de nuestras vidas.
Con los resultados de la autopsia y de mis analíticas ya en mano, la ginecóloga nos comunicó que no habían indicios de malformaciones, virus, problemas internos o de alguna anomalía que hiciera sospechar su muerte. Quizás fue por el cordón umbilical -dijo la matrona que condujo mi parto-, puesto que el cordón estaba mal enredado en su piernecita derecha, por el que pudo haber sucedido algún pinzamiento que le impidió hacerle llegar, durante un tiempo demasiado largo, los nutrientes y el oxígeno que necesitaba para vivir. Quien sabe, nunca lo sabremos.
Estamos profundamente agradecidos a todo el equipo médico que me acompañó el día del parto. Grandes profesionales y personas. Nos dejaron estar dos horas con ella. Para mí fue algo mágico, el conocerla, y trágico, el despedirme. Aún así, no me arrepiento en absoluto. Tuve un parto muy respetado y, ya con ella, tuvimos tiempo de conocerla y besarla, acariciarla, hablarle, cantarle, olerle… que bonita mi princesa. A demàs, pasamos la noche en la planta de traumatologia, descansando sin tener que oir a las otras madres que tenían hijos vivos, y sanos.
Ya han pasado tres meses, sé que el tiempo pasa, aunque no se reconocer si lo hace rápido o lento, simplemente pasa. Mi estado anímico a veces avanza, pero luego retrocede un poco… Y más aún cuando en tu alrededor existe un “baby boom & pregnancy announcement” latente. Me permito momentos donde la sonrisa en mis labios aparece, al mismo tiempo que también dejo que haga acto de presencia mi frustación y un poco de rabia, cuando quieren salir. Mi tristeza me acompaña, cogida de la mano de la realidad de la situación.
A mi hija, mi princesa, solamente le puedo transmitir gratitud. Me enseñó el mundo de la maternidad y este inigualable sentimiento de amor infinito hacia algo que aún no has visto y que sin embargo, ya jamás dejarás de querer. Defiendo que mi hija tubo una vida intrauterina, y fuertemente pienso que fue muy feliz en ella. Así es como me reconforto, en su precioso y delicado tiempo que vivió, como la niña más feliz del mundo.
A todas la madres y padres que han sufrido una pérdida gestacional o neonatal, quiero deciros que os cuidéis mucho, física y sobre todo emocionalmente. Arropaos con vuestra pareja, familia o amigos más cercanos… os aconsejo buscar apoyo con algun GAM y/o con algun especialista… y sobretodo, no tengáis miedo al duelo. Lo que os puedo garantizar es que tiempo no cura, pero sí alivia.