Lo que el sistema me arrebato

Hace 28 años, siendo casi una niña, con 39 semana de gestación voy a mi consulta médica a las 8.30 am porque sentía una molestia y mi hija estaba por nacer; era el 21 de septiembre día de la primavera, recuerdo mis fantasías inmaginando los cumples alegres que iba a vivir mi pequeña Euge, pero el 21 de septiembre también es el día de la sanidad, día festivo para el personal de la salud, por ende ese día no van a trabajar,; cuando llego a mi consulta ilusionada feliz, plena, había otra mamá con la misma ilusión, ese día íbamos a poder abrazar y a conocer a nuestras bebes. Cuando el doctor nos revisa nos envía a nuestras casas para buscar el bolso, la ropita y todo lo que con tanto amor habíamos preparado. Nos fuimos obedeciendo a nuestro médico, con la ilusión de que el 21 de septiembre iba a marcar nuestras vidas para siempre por el nacimiento de nuestras bebes. Recuerdo que en mi casa todo era alegría, yo estaba feliz, momento y sentimiento que gracias a Dios y a la vida todavía tengo presente y siento en lo más profundo de mis células, me aferro todos los días a ese sentimiento.
Siendo las 15.30 hs partimos con las manos llenas, con el bolso, la ropita, la mamadera, los chupetes y con mucha ilusión y esperanza por conocer a nuestra pequeña EUGE, confiados de que todo iba a salir como el embarazo que habíamos tenido, lindo perfecto sin preocupaciones ni anomalías.
Cuando llegamos a la clínica también estaba la otra mamá, que alegría iban a nacer casi juntas, a la otra mamá la atendieron en la sala de partos y a mi en la sala de cirugías, todavía recuerdo el ruido que hacía la puerta vaivén cuando nuestro médico iba de una sala a la otra. Yo todavía estaba feliz, esperanzada y confiada, pero todo empezó a cambiar, el accionar del medico mostraba preocupación, desorden y desconcierto, algo no andaba bien, algo lo preocupaba, corría de una sala a otra sin lograr ninguno de los 2 objetivos que tenía ese día, TRAER 2 VIDAS A ESTE MUNDO. Estaba solo, no contaba con ninguna ayuda, no había otro médico que lo asista, no había pediatras, y ahí entendí que su cara de preocupación y desconcierto era porque no se había OCUPADO NI PREPARADO para atender dos partos a la vez. Recuerdo que había 2 enfermeras muy jóvenes que corrían de una sala a la otra tratando de abrir armarios de los cuales las llaves las tenia una tal RAQUEL, Raquel estaba en su casa festejando su día y se había llevado la llave del armario que con tanta insistencia trataban de abrir. Todo era caos, corrían sin rumbo, buscaban instrumentos quirúrgico pero la llave la tenía Raquel.
En un momento en medio de tanta incertidumbre y desidia siento un llanto hermoso y muy fuerte que los hizo callar por unos minutos, la ilusión y la esperanza volvieron a mi, había nacido una de las bebes, ahora faltaba mi Euge, ahora era su turno, la alegría me desbordaba, a los 5 minutos de ese llanto hermoso y fuerte que ordenó el caos por unos minutos, llegó Euge….. pero estaba muy cansada, agotada de haber hecho tantos intentos fallidos por nacer, por vivir, por llegar a este mundo, y en sus tantos intentos, esfuerzos y lucha, no había unas manos especializadas, un médico preparado que la espere y ayude….. y con sus 3.600 kgs perfecta por donde la mires, NACIO PLANCHADA ese termino uso el médico cuando nos explico lo inexplicable.
Inmediatamente la llevan a otra sala , todavía sigo anhelando y esperando escuchar ese llanto fuerte que frene el caos que los haga callar a todos QUE LOS ORDENE; las enfermeras seguían tratando de encontrar las llaves del armario que se había llevado la tal Raquel, recuerdo que una de las enfermeras en su desesperación le dice a la otra ” me pide una goma, debe ser para intubarla, responde la otra, y por mas fuerza que hacían el armario no se abría, Raquel tenía las llaves del armario y la vida de mi hija con ella.
Su corazón resistió media hora, porque estaba cansada, entregada, porque no tenían una goma para hacerle reaccionar sus pulmones, porque no había oxígeno en los tubos. Ella se canso, se entregó porque no hubo un profesional que la ayude a nacer. El sistema no sólo me arrebato a una hija sana de 3.600 kgs me arrebato la ilusión, la esperanza, la alegría la confianza en los profesionales de la salud. Violentaron todos los derechos de mi hija, abandonaron por no estar preparados a un ser indefenso que solo quería vivir.