Mi guerrero del alma: Caleb

Fuiste, eres y serás mi gran amor Caleb. Mi gran guerrero.

Todo empezó el 23 de octubre del 2020, día en el que supe que tenía a mi gran amor dentro de mí. Después de varios años sin poder embarazarme, esta noticia me  llenó de alegría, de miedos pero sobre todo de una inmensa felicidad. Mi esposo y yo lloramos y reíamos por videollamada como locos de tanta alegría. Aún recuerdo ese día…

Empecé con mi control prenatal, no inicié muy bien mi embarazo pues desde el primer chequeo no coincidían las semanas, la gineco pensaba que era un embarazo ectópico, lo cual nos entristeció mucho y después de hacerme los estudios correspondientes y otra eco mi bebé estaba ahí, dentro de mí, con su corazoncito latiendo. Se descartó el embarazo ectópico y nosotros muy felices. Antes del siguiente chequeo, diciembre 2020,  tuve un sangrado no muy abundante pero que me asustó mucho, me dijeron que fue amenaza de aborto, me mandaron a reposo absoluto por un mes, durante ese mes tuve otra amenaza, situaciones muy tristes para mí pues tenía miedo que en cualquier momento perdiera a mi bebé, pero mi pedacito de cielo ahí estaba con su corazoncito latiendo. Después de esto todo marchó bien, yo ya podía realizar ciertas actividades pero nada de esfuerzo, pero el 7 de marzo del 2021 tuve un sangrado demasiado abundante, por lo cual mi esposo me llevó inmediatamente a urgencias, en donde me revisaron y me dijeron que tenían que trasladarme a otro hospital porque no había gineco, llegó a otro hospital que está a 30 minutos de donde vivo para que me dijeran que tampoco había gineco pues era fin de semana y yo ahí en la camilla sangrando bastante. Es una impotencia pues yo pensaba sólo en mi bebé, en mí jamás pensé. De este lugar me trasladan a un hospital regional y mi esposo y padres tan molestos y asustados  porque teniendo seguridad social no podían atender esa urgencia que ponía en peligro la vida de bebé y mía. Ese día a las 5 y media de la mañana me ingresaron al hospital regional con un fuerte sangrado que desde las dos y media no me lo habían controlado con tantas vueltas, era un milagro que bebé y yo estuviéramos bien, yo consciente y lúcida y mi bebé seguía ahí pero con taquicardia, su corazoncito estaba acelerado por la situación. Me derrumbé cuando me dijeron que quizá había roto fuente o había rotura de membranas y si así era nada se podía hacer, tenía que expulsar a mi pedacito de cielo. En ese momento tan triste me dice el gineco si ya sabía el sexo de mi bebé y le dije que no, me pregunta si me lo puede decir, a lo que conteste que sí, me dice es un varón. Mis lágrimas al escuchar tan hermosa noticia enmedio de un momento que no sabía si saldría con mi hijo de ahí.  Fue tan duro escuchar pero de repente el pronóstico cambió y me dijeron que estaría en observación pues no había contracciones y el sangrado se había controlado. Me hicieron un estudio con un espejito para comprobar que no tuviera rotura de membranas. Ahí estuve internada dos días, me dijeron que tenía que estar tranquila y en reposo porque tenía amenaza de parto prematuro. Me trasladan al hospital de donde dependo como trabajadora, en donde me tienen otros dos días hospitalizada. En este tiempo el gineco me manda hacer un estudio de la curva de la glucosa y resulta que salí un poco alta en la tercera prueba y me dijo que esto era porque estaba desarrollando diabetes gestacional. Para darme de alta me hicieron otra eco, me dijo que todo estaba bien, que debía guardar reposo porque había amenaza de aborto aunque mi cuello se notaba largo. Llegamos a casa contentos dentro de lo que cabe porque nuestro bebé ahí estaba en mi vientre. Mi esposo siempre al pendiente de nosotros dos, no se despego para nada de los hospitales donde estuvimos hospitalizados, él en esos días tenía permiso en el trabajo. Mis padres tampoco en ningún momento nos dejaron solos, siempre ahí también. Pasaron dos semanas exactamente, digo exactamente porque igual fue una madrugada del domingo 21 de marzo de 2021 cuando empezaron los dolores, pensé que eran dolores de ganas de ir al baño porque estaba estreñida pero poco a pocvo fueron más constantes, mas fuertes y me resistía ir al doctor porque era domingo, igual que la vez pasada, pero al ver que empecé a sangrar mi esposo y mis papás me llevaron nuevamente a urgencias, donde otra vez me trasladaron a un hospital pero ahora uno más cercano, y ahí llegué dilatando en 6. Aún recuerdo con enojo y tristeza como puede haber enfermeras sin sentimientos, que viendo lo que uno está pasando te hablan regañandote o molestas solo porque es muy temprano y uno les interrumpe el sueño, que coraje de verdad. Aun recuerdo que para canalizarme primero me reventó la vena y me decía coopera para que yo pueda ayudarte, si estaba yo que ni aguantaba los fuertes dolores, ya estando en toco, aún recuerdo mis gritos desesperados pues yo notaba como estaba sangrando y sangrando desde las 3 de la mañana y ya casi eran 9 y media y nada que me paraba el sangrado con coágulos, sentía miedo de mi bebé y de mi salud pues era mucha sangre la que estaba perdiendo, siempre estuve consciente y lúcida y mi bebé bien guerrero ahí siempre ahí luchando por su vida mi bebé hermoso. Yo gritaba para que alguien viniera a verme pues todos estaban atendiendo una cesárea de una hermana de un doctor, la atención era para esa muchacha sólo por ser recomendada y yo ahí casi muriéndose, por eso grité y grité hasta que una enfermera entró y notó mi sangrado, fue que llamó a las otras y me hicieron tacto, y ya estaba en dilatacion 8, sentía que ya mi bebé venía y así fue en cuestión de minutos, sólo pujé una o dos veces y mi bebé estaba ahí, salió disparado, sin que nadie lo recibiera, agradezco que no cayó de la camilla, escuché que lloraba y lloraba y eso me llenó de alegría aunque sabía que era muy pequeño pues solo tenía 25 semanas de gestación pero verlo de lejos me llenó de emoción, pues ni eso pude hacer, no lo pude abrazar ni besar porque inmediatamente lo levantaron y se lo llevaron. Y ahí nuevamente me dejaron a mí con las tijeras que me lastimaban, jamás imaginé que ese momento lo iba a vivir así, me imaginaba recibir a mi bebé de distinta manera aunque la alegría de escucharlo y verlo fue la misma pero con una angustia de perderlo. Cuando me llevaron a limpiar lo vuelvo a ver, era tan pequeño mi niño, de ahí ya no lo vi para nada, estuve internada dos días y no sabía nada de él, mi familia no sabía de mí, solo que me había aliviado. Que dolor más grande pues todos los enfermeros y ginecos de turno que pasaban me decían que era muy pequeño y que no había mucha probabilidad de vida que sus órganos no se habían desarrollado bien, sus pulmones podían colapsar en cualquier momento. Así me dieron el alta y con mucho dolor mi bebé se quedó hospitalizado, que tristeza salir sola cuando uno lo que desea es salir con su bebé en brazos. Me dejaron ir a verlo a neonatos solo unos minutos, y si era tan pequeño, su peso era muy bajo pero para mí era tan hermoso, era mi bebé, mi Caleb, mi todo. Lloré y le hablé y nuevamente pude escuchar su llorar aún lo recuerdo y se me parte el alma. Traía un gorrito tan pequeño, que dolor inmenso siento mientras lo escribo. Así estuvo mi pequeño, su papá siempre pendiente de él comunicandome todo por teléfono pues yo aún estaba delicada y débil. Después, a mi bebé me lo trasladaron al IMSS, en donde nos decían que había más posibilidades de que el sobreviviera porque había más equipos de los que un prematuro requiere, y que hacian envíos a UCIN. Aquí empieza una nueva experiencia, mi esposo y mis padres siempre pendientes, afuera del hospital, le decían que mi bebé estaba respirando por si solo,  que todo iba bien que dentro de lo grave estaba estable, esa me llenaba de esperanza y fe pero sabía que mi bebé estaba delicado y que solo un milagro permitiría que él se quedara con nosotros. Esperábamos que ese envío que habían hecho para trasladar a mi hijo a Orizaba se hiciera pero nunca llegó, esos jefes no les importa el sufri ajeno, ni tan siquiera sé si hicieron el trámite pues todos se fueron a disfrutar de sus días de semana santa.  Pasaron seis días después del parto y empecé a visitarlo yo, mi familia decía que debía reposar pero yo lo que quería es ver a mi hijo, entrar a verlo y así fue. Todos muy contentos de que transcurrió una semana y luego parte de la otra. En esos días cumplí años y fue tan triste, tan cruel la vida para pasar por esto. En la segunda semana de vida de mi bebé Caleb, aún recuerdo un viernes la pediatra nos dijo que debían hacerle una cirugía pues ya no podían po verle suero por sus ventas, ya no querían lastimarlo más, en la tarde que nos dijeron que él salió bien de la cirugía nos sentimos contentos pues le podrían seguir poniendo sus antibióticos y multivitaminicos, había esperanza. Pero el fin de semana todo cambió,  mi esposo entró al informe que nos daban diario al medio día, aún recuerdo que yo lo esperaba que saliera pues a él le tocó entrar para que pudiera ver a bebé, y cuando volteó a ver ahí venía triste, con los ojos llorosos y corto hacia él pensando lo peor pero sólo me dice que la pediatra en turno le dijo que nuestro bebé ha tenido complicaciones, ha presentado apneas frecuentes, que su estomaguito está muy inflamado y él me dice llorando que lo vio muy mal, que ya no de mueve como lo hacía, que su color era moradito y que tenían que entubarlo. Y así fue en la tarde que me tocó entrar ya mi guerrero Caleb estaba con esa máquina, sin moverse, sin fuerza, quizá lastimado con ese tubo que le pusieron y aparte con su cirugía en el cuellito. Que dolor tan inmenso recordar a mi niño así, tan pequeño soportando tanto dolor en su cuerpecito tan pequeño, pero nosotros a pesar de eso queríamos seguir teniéndolo aunque ahora comprendo que era injusto pues él era muy chiquito para sufrir tanto. Perdónanos hijo mío si queríamos tenerte así pero con la esperanza de que te recuperaría y estarías en casacvon nosotros mi amor. Ese domingo 4 de abril lo vi, le hablé, le dije cosas hermosas, le canté y con lágrimas en los ojos le dije cuanto lo amábamos. Ese día me despedí de él sin saber que sería el último día que lo veríamos con vida a nuestro gran amor pues en la madrugada del 5 de abril a las 4:20 escucho sonar mi celular y de inmediato me levanto y cuando veo que es un número desconocido con la Lada de donde vivimos se viene el mundo abajo, siento como se me enfría el cuerpo y levanto a mi esposo y él contesta y efectivamente era del seguro para decirnos que el pediatra quería hablar con nosotros. Yo como pude me vestí pues el cuerpo me temblaba  como si estuviera en hielo. Así nos fuimos sin avisar a nadie, cuando mi esposo entra y le informan lo que yo ya presentía, mi bebé había fallecido. Sus pulmones colapsaron, no aguantó ese aparato. Sólo vi la cara de mi esposo y yo me quedé sin palabras, ni lágrimas me salieron en ese momento, sentía tanto coraje, y sólo preguntaba por qué mi bebé, porqué a nosotros, si nosotros somos buenas personas y hasta el sol de hoy no lo comprendo, todos dicen que Dios sabe por qué hace las cosas, que somos jóvenes pero nadie sabe que mi bebé era ya parte de nosotros, de nuestras expectativas, de nuestros sueños y no lo tenemos ya para cumplirlos. Que la vida me arrebató injustamente un pedazo de mí, de nosotros. Tuve tiempo para despedirme de mi guerrero Caleb pues a pesar de que me decían que no se velará porque era un bebé nosotros, mi esposo y yo decidimos hacerlo, lo despedimos, lo enterramos, le hicimos sus rezos y hoy a 19 días de haber partido al paraíso sigo llorando a diario, preguntándome porqué, y aunque mi esposo sufre siento que él sobrelleva más el dolor, pero gracias a su apoyo, a que me anima a pesar de que a él también le duele  estoy aquí tratando de seguir. También gracias a mis padres que me apoyan. Me duele haber salido del seguro con mi bebé en un ataúd y haber entrado así a la casa con mi bebé cuando lo que uno más anhela es salir del hospital y llegar a casa cargándolo, acariciándolo y que te feliciten no que te abracen para que te den el pésame.

Gracias a esta página que me permitió contar mi experiencia, desahogar mi sufrimiento. Te amo Caleb, eres y serás siempre mi primer hijo, mi mayor tesoro mi amor. Descansa en paz hijo mío, te amamos papá y mamá por siempre. Tu abuelita también te ama y te extraña.