Mi Lucerito Diego

25/02/2023

Y llegó el momento, el momento de encontrarnos para siempre, fuera de mí, al otro lado de la piel… entre sentimientos intensos de miedo y amor, inexplicables e incomprensibles pero ahora creo que los comprendo, probablemente fuera MIEDO A SER DEMASIADO FELIZ… y es que eso sentí cuando te tuve en mis brazos…

16 DE FEBRERO 2023, fecha marcada en el calendario de casa, no era tu momento pero mi salud decidió que ese día fuera nuestra primera cita. Día de oxitocina sintética, acercándote a mí un poquito más después de cada contracción, apretando la mano de papá quien me ayudaba a aliviar ese dolor diciéndome “una menos amor, una menos para ver al peque”, tuvimos la inmesa suerte de contar con Juana, tu tía Juana que con mimo y gran amor nos acompañó hasta tu llegada, con Dani y Carmen que cuidaron de nosotros en cada momento… me sentí muy afortunada, pude tocar tu cabecita, pude ver a través de un espejo como el aire ya rozaba tu cabecita… finalmente naciste cariño, te abracé, te besé y se paró el mundo.

De pronto y sin pasar más de 20 segundos empezó todo el mundo a correr, a papá se le cambiaba la cara mientras yo estaba segura de que todo estaba bien, ajena totalmente y devastada del cansancio físico, no podría pensar que algo malo estaba sucediendo.

18:04h Al desvincularte de mí, no había energía en tu tierno cuerpecito, no reaccionabas como esperábamos… mi pecho se quedó vacío sin ti y mi corazón todavía hoy siento que no late igual.

Luchaste pequeño, luchaste como un guerrero por tu vida, por la nuestra… entre respiradores, pitidos, luces, cables, vías, electrodos que te permitían seguir viviendo a ti, pero sobre todo permitieron que papá y mamá te sintieran, te tocasen y asimilasen que ese precioso bebé era nuestro bebé… pudimos conocerte, acariciarte, olerte … y pasadas 71 horas de incansable lucha tu cuerpecito no pudo más… esos ángeles de carne y hueso que velaron por tu salud durante 3 días nos hicieron el mayor regalo que podríamos recibir, ese regalo fue que pudieras conocer a tus abuelos y tíos y que en nuestros brazos pudieras descansar para siempre, liado en tu mantita volaste para ser eterno en los brazos de tu papá mientras mamá te comía a besitos y caricias, te prometo que ese momento es una joya que guardaré por siempre en mi memoria.

Sigo cogiendo esa mantita que te abrazó, que huele a ti, la abrazo fuerte y te robo un ratito del cielo, recordando todo tu cuerpecito, tus manitas, esos bracitos, tus orejitas, tus labios, tus piecitos… esa cara redondita y llena de paz, emitías luz con tus ojitos entre abiertos, eras un bebé precioso… Gracias por haber sido mi bebé. Gracias por haberme demostrado lo fuerte que has sido hijo. Gracias por habernos enseñado a dejarnos cuidar por la familia. Gracias porque ahora sabemos que no hemos estado solos en ningún momento. Gracias por haberme elegido como mamá y permitirme un embarazo tan increíble y bello como tú. Gracias por esas 71 horas de sentimientos dulces y amargos llenos de aprendizaje. Gracias mi rey, porque es justo que por ti salgamos adelante.

Imposible plasmar todo lo que siento, mi cabeza viaja a mil entre mi memoria y hay un millón de cosas que te diría y que me gustaría expresar pero es pronto para saber cómo hacerlo. Sólo sé que volvimos a casa sin ti y que sólo siento alivio si te pienso y te recuerdo, por eso te escribo amor, y cuando no te escribo mi cabeza sólo piensa en cómo empezar la siguiente carta… Necesito hablar de ti y decirle al mundo lo perfecto que eras y lo dulces que fueron algunos momentos en aquella incubadora por difícil que parezca.

TÚ eres nuestra historia y TÚ eres parte de nuestra vida para siempre hijo mío.

Todavía me cuesta creerlo y asimilar este dolor, un dolor tan fuerte que anestesia, teníamos una vida preparada para ti, una vida llena de amor y cariño pero el destino tenía otros planes, unos planes que de momento no podemos aceptar, lo siento.

Echo de menos ser tu hogar, ser tu alimento, sentirte cada día y en cada momento, veo mi cuerpo de mamá y sé que te pertenece, te habría encantado estar acurrucado aquí conmigo.

Y es que el tiempo no nos cura, el tiempo nos enseñará a vivir con nuestra historia, siempre seremos una familia Diego, mamá y papá te quieren con locura, allá donde vayas cuida siempre de nosotros, sabemos que estás seguro arropadito por gente que nos quiere al otro lado y pensarlo así nos da paz.

Hasta luego mi vida, descansa otro ratito.