Mi pequeñín

Tras varios intentos fallidos para ser madre, en este caso, por las circunstancias, en solitario, por fin me quedé embarazada a pesar de las escasas posibilidades que me vaticinaban debido a mi edad. En la primera ecografía me dijeron que tus latidos eran muy débiles y que me preparara para lo peor. Mi deber y, sobre todo, deseo fue estar lo mejor posible para hacer todo lo que estuviera en mi mano para que tu corazoncito latiera fuerte y contundente y para que crecieras en este vientre que era el tuyo.

Pero tu corazoncito dejo latir y no creciste, cariño.

Han sido sido pocas las semanas las que he tenido la dicha de tenerte en mi vientre, de acariciarte pero has sido, eres y serás mi bebe. Me has dejado un gran vacio, soledad, una gran tristeza. Eras mi ilusión, mi proyecto de vida. Y ahora no sé cómo afrontar tu pérdida, qué hacer. Porque la flor que he depositado en tu memoria en mi cuarto crecerá pero tu no en mi vientre; porque siento que de alguna manera te traiciono al pensar en estos momentos en volver a intentarlo y si vendrá o no otro ser tan único y especial como tú.

Y me vuelve a angustiar tu pérdida

Y decirte también mi pequeñín…

….que siento verdadero terror a tener que volver en dos días a la cotidianidad,  a mi lugar de trabajo, a volver a estar con la gente   “manteniendo la compostura”, “a cumplir” pese a mi interior roto.  Porque, al no tenerte en mi vientre, la persona que se marcho vuelve completamente vacia y no sabe cómo (si) podrá seguir adelante