Escribo por el dolor tan grande que estoy pasando ahora mismo y por el cual creo que es necesario dar visibilidad a mi historia.
El día 29/05/20 perdí a mi bebé, estaba de 22 semanas de gestación y en la ecografía de la semana 20 me dijeron que mi bebé no se dejaba ver bien el corazón y me volvieron a citar para otro día para poder comprobarlo, no era cierto, la ginecóloga había visto algo raro, pero no me dijo nada, al volver 4 días después para revisar el corazón de mi hijo, esta vez había dos ginecólogas en la consulta. Con el tema del covid19 tuve que enfrentarme sola a todo, tras una hora haciéndome una ecografía susurraban bajito para que yo no escuchara, ya iba con miedo de que le pasara algo a mi niño y efectivamente así fue.
Me dijeron que parecía que había problemas graves en su corazón, según decían la válvula tricúspide no se abría y había un lado del corazón más grande que el otro. No obstante, me derivaron al hospital 12 de Octubre (Madrid) para poder diagnosticar bien el problema de mi bebé, al día siguiente tuvimos que ir a dicho hospital y nos informaron que mi hijo tenía problemas graves en su corazón, por un lado tenía truncus arterioso tipo 2, arco aórtico derecho y además y más grave, era que su ventrículo derecho tenía un tamaño mucho más pequeño de lo que tenía que ser.
Nos informaron que si seguíamos con el embarazo habría que operar a mi hijo al poco de nacer y más adelante necesitaría también otras operaciones que no aseguraban que solucionasen su problema ya que serían operaciones paliativas. Salimos destrozados de la consulta a pesar de que allí nos trataron bastante mejor que en el otro hospital, por lo menos nos dejaron estar juntos a mi marido y a mí y nos explicaron exactamente lo que ocurría y cómo sería su vida para poder decidir si seguir con el embarazo o bien interrumpirlo.
Tener que decidir sobre la vida o la muerte de tu hijo es lo más duro que te puede pasar en la vida, por supuesto la decisión fue pensando únicamente en la vida que iba a tener mi pequeño, pero como madre me siento muy culpable de tener que decidir en acabar con su vida y más sintiendo como dentro de mi vientre tenía vida.
Tras salir de la consulta tuvimos que volver a nuestro hospital para llevar el informe y decidir que queríamos hacer. Tuvimos que esperar a que acabasen su consulta para que nos atendieran, nada humano sabiendo cual era nuestra situación de tener que tomar una decisión tan importante de la vida de nuestro hijo, mi marido avisó de que estábamos allí, aunque ya habían sido avisados desde el 12 de Octubre que íbamos para allá.
Le preguntaron a mi marido que habíamos decidido y les contestó que nos gustaría estar los dos en la consulta para poder hablar de ello. Una vez que acabaron su consulta nos llamaron y al entrar los dos lo primero que dijeron es que no nos viese nadie entrar… Bastante tenemos nosotros ya como para pensar en que no nos vea nadie, creo que es de entender que hay diferentes situaciones por las que tiene que haber excepciones… Y decidir sobre la vida o la muerte de tu hijo debería de ser una de ellas, ya que como padres es una situación muy traumática.
Tras entrar y no tener nada de empatía sólo querían saber nuestra decisión, yo estaba rota sin poder dejar de llorar y no hubo una sola palabra de ayuda ni comprensión, nos citaron a la mañana siguiente para realizarme la amniocentesis y ya nos dirían los pasos a seguir para proceder con la interrupción de nuestro embarazo. Al día siguiente rota de dolor preguntamos si podíamos entrar juntos y la respuesta fue que no, a la prueba tendría que entrar sola y luego avisarían a mi marido para informarnos de los trámites que teníamos que hacer. Cuando acabó la prueba entró mi marido y nos dijeron que teníamos que ir al asistente social para que nos indicara como proceder con la interrupción. Nos hicieron recorrernos el hospital para que nos informaran de cómo teníamos que actuar, a todo esto, nos metían prisa dado que ya estaba en la semana 21 y no había mucho tiempo para que fuera legal interrumpir el embarazo.
Además de ser dura la decisión todo lo teníamos que hacer YA. El asistente social nos informa que tenemos que ir a Sagasta para llevar el papel firmado por las ginecólogas del problema que tenía mi bebé para que fuera legal hacerlo y que no nos costase dinero. Creo que este trámite lo podían gestionar los hospitales y no unos padres que van a perder a su hijo y que en ese momento no están para que les mareen yendo de un sitio a otro. Cuando llegamos a Sagasta como siempre me hicieron pasar a mí sola sin tener en cuenta en la decisión a mi marido. Nuevamente tuve que enfrentarme a que una mujer me recordase que la interrupción tendría que ser rápida para no pasarnos del tiempo que establece la ley, allí llamó a una de las tres clínicas que hay en Madrid y que aceptan la interrupción del embarazo estando tan avanzada la gestación. De allí nos mandaron a la clínica Dator que fue la que elegimos ya que le dijeron desde la propia clínica a mi marido que podría estar conmigo en todo momento (mentira).
Ya en la clínica me hicieron pasar a mí sola a la consulta para hacerme una ecografía y sacarme sangre, así como confirmar mi historial, tengo una cesárea en 2018, nadie se pone en tu lugar de cómo lo estás pasando y lo único que les importa es decirte los peligros que hay tras una cesárea tan cercana. De allí nos hicieron pasar con el ginecólogo para firmar los consentimientos sin ser capaz de respondernos si mi marido podría acompañarme durante todo el proceso, se quitó el bulto de encima diciéndonos que eso tendríamos que hablar con el cirujano que nos atendería, de ahí nos mandó al cirujano del cual no puedo expresar el trato que nos dio.
Fue como si estuviéramos en la cola de la carnicería.
Diciendo que son cosas que están haciendo todos los días y que el día anterior habían tenido 4 interrupciones, a mí me da igual las interrupciones que hagan, a mi lo que me duele es perder a mi hijo, me dio las pastillas que tenía que tomar y ponerme y me repitió: venga maja, estate tranquila, si es algo que hacemos todos los días. Este señor creo que no sabe lo que es perder a un hijo al cual deseas con todas tus fuerzas y quieres con todo tu corazón. Me dijo también que el viernes cuando fuese a la clínica me atendería otro compañero que tenía mucha más experiencia que él, menuda tranquilidad me dio.
Ese día y el siguiente sólo pensaba en que tenía que despedirme de mi hijo y la sensación de sus movimientos en mi vientre porque el viernes por desgracia ya no podría volver a sentirle más. Solo podía llorar y pedirle perdón por la decisión que tomamos pese a que pensamos que era la mejor decisión para él.
Solo espero que sea capaz de perdonarme y que me espere allí donde esté porque espero poder estar con él algún día y darle todo el amor que por desgracia no le he podido dar en esta vida.
El viernes 29/05 fue el día más horrible de mi vida, llegamos a la clínica y desde el inicio me separaron de mi marido, me llevaron a una habitación como si fuera un zulo y me hicieron quitarme la ropa y ponerme una bata, después me dieron una pastilla para deshacerla debajo de la lengua y me pusieron la vía, después de todo eso dejaron que entrase mi marido.
Me dijeron que para ir al baño tenía que ir a una sala de espera común con el resto de pacientes y que tendría que ir sola, mi marido tampoco me podía acompañar. No entiendo cómo ni si quiera tienen baño en cada habitación. Tras una hora allí empezando a tener contracciones me vino a buscar la enfermera para llevarme a quirófano para que me viera el ginecólogo. Fue horrible la sensación de que me tocaran y romperme la bolsa para que el proceso fuera más rápido. Tras eso volví a la habitación, me dieron otra pastilla para ponerla debajo de la lengua y empecé con contracciones dolorosas cada minuto estuve, así como 2 horas, entre medias la enfermera me hizo un tacto y al preguntarla como iba me dijo que no me podía decir porque era la primera vez que ella me examinaba y nunca más me volvió a examinar por lo que fue un tacto que no sirvió para nada. Al poco tiempo vino el ginecólogo a explorarme otra vez y me dijo que había avanzado mucho y que en 10 minutos íbamos a quirófano, que si tenía ganas de empujar les avisará. Tras 10 minutos empecé a sentir dolores que me daban ganas de empujar así que avisé, volvió a verme y dijo que me llevasen a quirófano.
Una vez allí me hicieron tumbarme en la camilla y me durmieron con anestesia general. Ese fue el último momento que pude estar con mi bebé, después de eso me despertaron en la sala de reanimación con otras mujeres y al rato me dieron el alta.
No pude despedirme de mi bebé, no pude saber cómo era, no pude saber si sufrió en algún momento y lo peor de todo nunca sabré que hicieron con él, ni dónde estará, no hay peor dolor para una madre. Es horrible pensar cada día que jamás podré tenerlo en mis brazos, sólo pude sentir como se movía en mi vientre y como tenía vida dentro de mí.
Tras despertarme de la anestesia solo me dijeron que todo había salido bien, que mi cicatriz de la cesárea estaba intacta y que no había sufrido desgarro. También me dijo el ginecólogo que si tuviera otro embarazo podría tener un parto natural y seguramente más rápido ya que el proceso que había pasado era un parto, pero sinceramente ahora mismo eso es lo que menos me importa, lo único que me importa ahora es que he perdido a mi hijo.
Una vez estaba en la sala de reanimación una enfermera me dijo que tenía que tomar dos pastillas para que no me subiera la leche y que no me tocara el pecho. Tampoco fueron capaces de informarme que con la leche de mi pequeño podría donarla para ayudar a otros bebés, cosa que me hubiera gustado hacer de haberlo sabido.
Dos semanas después de vivir la experiencia más terrible de mi vida me puse en contacto con la clínica para saber si podría haber visto a mi hijo y me dijeron que sí pero que eso lo tendría que haber pedido en el parto. Pregunté por qué ellos no me lo ofrecieron y me dijeron que es algo que deben pedir las familias.
Creo que en ese momento la familia no es capaz de hacer o pensar en todo lo que puede ayudarle en la elaboración de su duelo, como es poder ver a su hijo, despedirse y tener un recuerdo de él.
Tras eso volví a llamar para ver si le hacían alguna foto o toma de huellas para que los padres podamos tener ese recuerdo de nuestro hijo y la respuesta fue que no. Pregunté si quedaba registro de la hora de su nacimiento, su peso y su altura pero su respuesta fue también negativa…
También pregunté que hacían con sus restos y me dijeron que una funeraria los recoge e incinera, pero también me enteré que podía haberme quedado con ellos, pero como nadie me informó en su momento, lo poco que tenía no lo pude tener conmigo.
En ese momento sentí que había abandonado a mi hijo por la desinformación de la clínica…
Finalmente la funeraria me confirmó que el 04/06/20 habían recogido sus restos de la clínica y ese mismo día lo incineraron, pero es imposible saber donde depositaron sus restos porque además estaba junto con otros restos, así que tampoco tengo un lugar donde poder llorarle o ponerle flores.
Un mes después, volví al hospital donde tuve que tomar la decisión para que me dieran los resultados de la amniocentesis y para que me hicieran una revisión para ver que todo estuviera bien.
La exploración fue bien, pregunté allí si me podían decir que es lo que me habían hecho en la clínica ya que en el informe que me dieron únicamente pone inducción, pero una vez me anestesiaron no sé que es lo que realmente me hicieron y su respuesta inicial fue que un legrado pero en la clínica me dijeron que había sido un parto sin más.
En cuanto al resultado de la amniocentesis salió todo bien, por lo que me dijeron que había sido cuestión de mala suerte y que seguro que para futuros embarazos no volvería a pasar.
Ese mismo día al ver como estaba me ofrecieron apoyo psicológico en el hospital el cual acepté, pero creo que este tendrían que habérmelo ofrecido desde un primer momento y no un mes después.
La gente de mi alrededor dice que tengo que seguir adelante, que tengo otro hijo y que tengo que seguir con mi vida y no pueden entender que ahora mismo lo único que quiero es estar sola y llorar y recordar a mi hijo al cual nunca podré tener entre mis brazos.
Lo único que me hace levantarme de la cama es mi otro hijo al que amo con locura, pero no puedo quitarme de la cabeza a mi bebé que acabo de perder. No me apetece ver a nadie, sé que nadie entiende realmente lo que yo siento ante la pérdida porque gracias a Dios no lo han tenido que vivir, la mayoría de la gente no se acordará de él ya que no llegó a nacer para ellos, pero para mí es un vacío enorme en mi cabeza y en mi corazón, jamás podré dejar de pensar en él cada día de mi vida.
Mi pequeño Izan, mamá no se va a olvidar de ti ni un segundo de su vida, te quise, te quiero y te querré siempre.