Hoy os muestro el lado más oscuro de la vida. La peor experiencia por la que jamás imaginé pasar y seguramente no la llegue a superar nunca, quizás mitigar, pero nunca jamás superar…
Estaba todo preparado… tu habitación, tu cuna, tu carrito, tu ropita… Absolutamente todo.
El día 24 voy a monitores, ya estamos de 37 semanas y tienes el latido de un GIGANTE, además de darme las patadas más fuertes que jamás haya notado con tu hermano…
Llega la noche y no te siento, pero creo que estás dormida. Llega el día siguiente, y por la mañana ni me percato, ya que por las mañanas sueles parecerte a mamá y estás más perezosa…
Maldigo esa tarde del 25, maldigo ese helado de chocolate que me como para ver si me pegas una patadita, ya que el dulce te activa y esa era la última prueba para ir al hospital a ver qué le pasa a mi pequeña.
No te noto, y vamos a urgencias, tu papá se queda fuera con tu hermano, ya que estamos en una ciudad lejos de los nuestros, y además el Covid tiene sus restricciones.
Entro en paritorio y me ponen los monitores…
Tu latido no está, pero vamos a probar con la eco que con eso no falla.
¡Ay Dios mío!, si una imagen es la que voy a recordar de por vida, es la de ese joven ginecólogo que nada más hace que buscar y buscar sin saber cómo enfrentarse a mi mirada. La matrona mira al suelo, y yo sin poder hablar, saco fuerzas y pregunto: ¿qué ocurre? , solo una respuesta, una pequeña frase con la que mi vida estará atormentada hasta el fin de mis días: “No hay latido, lo siento”
No me doy por vencida y doy por hecho que el aparato está estropeado, ¡pruebe otra vez doctor! , ¡una segunda vez por favor! , entra tu padre, y tu hermano se queda con las auxiliares de planta, ¡pruebe una tercera se lo imploro…!
mismas palabras: “Lo siento mucho, no hay latido” y miro a la matrona y al ginecólogo y veo que los ojos de ambos están inundados de lágrimas, no hay vuelta atrás…
Pero que tendrá el ser humano que se aferra hasta el último resquicio de esperanza y cuando me dicen que me van a provocar el parto para sacarte de tu casita durante 8 meses veo la oportunidad de demostrarle a los sanitarios que sus máquinas no funcionan.
Y que será que con tu hermano estuve 22 horas de parto, y sólo dilaté 2 cm y al final acabó en cesárea. En cambio, contigo vida mía… en el momento que me ponen la Oxitocina en 2 horas dilato 3 cm, una hora más y ya vamos por 6 cm y 45 minutos después hemos llegado a los 10 cm…
Empiezo a empujar y en tan solo 15 minutos ahí estás…fuera de mi, para siempre y solo pido una cosa a Dios, “si es que existe” porque ya no lo sé… ¡a la Virgen! , ¡al UNIVERSO! y a todas aquellas fuerzas que incluso desconozco…!¡¡¡LLORA mi vida, llora para demostrar a esta gente que están EQUIVOCADOS!!!
Llora por ti, llora por mi, por tu papá, por tu hermano, por toda tu familia y llora para arrancar este dolor que me está matando” y de repente…¡NADA!
Ahí está mi pequeña tan cerca y a la vez tan inmensamente lejos de mi, te tapan, hay seis personas en ese paritorio, seis mujeres acostumbradas a ver mujeres dando a luz, y todas y cada una de ellas vuelven a tener sus ojos llenos de lágrimas.
La ginecóloga nos pregunta que si queremos verte para que te preparen…
¿cómo no iba a querer verte?
No me lo perdonaría en 1000 vidas.
Nos llevan a la habitación y a los 10 minutos entras…¡Ay mi vida!, que preciosa eres, pareces dormida, que nariz tan bonita, que boca tan perfecta, como te pareces a tu hermano mi amor y aún tienes las mejillas calientes, pero tu corazón mi niña no late, no late, NO LATE!!!!!
Quizás, haya personas que no entiendan como hago esto, como expongo este testimonio, o quizás que manera más rara de expresar mi dolor, pero…es mi dolor, es mi niña, es mi vida y necesito desahogarme así porque quiero ayudar a otras madres que estén en mi misma situación y a la misma vez pedir ayuda a aquellas que hayan pasado por esto. Porque estoy perdida, ahogada en mis propios sentimientos y sola en lo más profundo de mi corazón, en la única mitad de corazón que me queda, ya que una mitad pertenece a mi hijo y el otro hace dos días que murió.
También lo hago de alguna manera para informaros a todas aquellas personas que lo sabéis y que me escribís, que me preguntáis… También para las que no sepáis nada, y seguramente pronto me preguntaríais por mi niña o que tal fue mi parto…
Mi respuesta es sencilla: “MAL…todo mal, todo está mal, yo estoy mal, su padre está mal, su hermano gracias a Dios tiene 3 años y no se entera tanto y es lo único que nos hace luchar ahora mismo. Nuestras familias están mal y nuestros amigos están mal”
Mi pequeña Argeme, mi princesa, mi ilusión más esperada en la vida, vuela mi niña… vuela como una mariposa, sé libre y que sepas que vayas, allá donde vayas, te amamos más que a nuestras propias vidas y que siempre estarás entre nosotros.
Descansa en paz mi vida entera ???