Un año después de saber que erais dos

Hoy me lo ha recordado mi marido mientras desayunábamos, hoy hace un año que nos enteramos que eran dos. Ese día teníamos cita para la primera ecografía en el hospital maternal UCC de Cork, que es donde residimos. Por entonces no estábamos casados todavía, él es mexicano y yo española y nos conocimos estudiando inglés en esta bonita ciudad irlandesa. Debido a la pandemia tuve que entrar sola a la consulta y allí escuché por primera vez el latido de sus corazoncitos, fue una sensación única y maravillosa y rompí a llorar de felicidad. La ecógrafa me dijo que al ser dos había que hacer un control más frecuente ya que se trataba de un embarazo monocorial en el que ambos bebés compartían la placenta. Así me citaron para la semana siguiente para que también pudiera verme el especialista en gemelos del hospital. Damián, mi marido, estaba esperándome en la puerta del hospital y cuando le di la noticia y le enseñé la ecografía de los bebés no podía parar de reír de felicidad. Nunca lo vi reír igual.

La semana siguiente volvimos a la cita, me volvió a hacer la ecografía la misma profesional y me pidió, una vez hecha la eco que esperara en la consulta mientras ella iba a hablar con el especialista. Cuando regresó me llevó a una sala y me pidió que esperara allí al especialista en gemelos que iba a hablar conmigo. Damián seguía esperándome fuera del hospital. Cuando llegó el especialista se sentó frente a mí y sin haber estado presente durante la ecografía me comunicó, con el informe delante, que uno de mis bebés no se estaba desarrollando bien y era probable que no sobreviviera mucho tiempo, que estaba pasando sangre a mi otro bebé, por lo tanto este estaba recibiendo de más y era probable que no sobreviviera o que naciera con algún problema. En ese momento me vine abajo y comencé a llorar, estaba bloqueada y no conseguía asimilarlo bien. Entonces le pregunté que por qué había sucedido eso, qué podía hacer para salvarlas (yo estaba de 13 semanas) me dijo que no se podía hacer nada, seguir con el embarazo así o irme a UK para provocarme el aborto del bebé que no desarrollaba bien. Entonces le pregunté que como iría a UK con las restricciones de la pandemia y me dijo que no podía, que era verdad, que no era una opción. Entonces? Nada.

Salí abatida y bloqueada, allí estaba esperándome Damián y yo se lo tuve que explicar. No entendíamos que nos tuviéramos que quedar de brazos cruzados, así que en cuanto llegamos a casa nos pusimos a buscar por internet y encontramos un artículo de una doctora de Madrid que hablaba sobre el STFF. Mi padre la localizó en el hospital de la Paz y le escribió un e-mail mandándole el informe. La doctora contestó con mucho interés indicando que parecía que se trataba de un caso de STFF muy precoz y se interesó en verme para hacer una valoración en persona. Fue una decisión que tomamos con mucho dolor, era muy difícil viajar en ese momento y suponía separarme de Damián, puesto que es de nacionalidad mexicana debido al estado de alarma no le permitían la entrada a España por más e-mails que escribimos a la embajada, los cuales a su vez lo consultaron con el ministerio del interior. No lo vieron importante. En cambio, tenías que ver en noticias por entonces a un miembro de la realeza europea de fiesta en Marbella.

El día antes de mi vuelo a España tenía cita con la ginecóloga del hospital de Cork para hacerme la analítica y darme información sobre el embarazo. Fue muy amable conmigo, no sabía nada de mi situación hasta que yo se lo dije y me preguntó preocupada si no me habían dado ninguna solución en el hospital de gemelos de Dublin. Entonces le expliqué que no me habían hablado de ese hospital y que no me habían dado solución, por lo que había contactado con esta doctora que se había interesado en mi caso y viajaba a España al día siguiente. Preocupada me pidió que le dejara ir a hablar con el especialista en gemelos para que me viera, a lo que accedí a pesar del encuentro anterior. Al entrar en la consulta, el doctor especialista gemelar me preguntó que duda tenía. Le expliqué lo de mi consulta en Madrid a lo que me contestó, a la defensiva, que lo que me pasaba a mí no era STFF , que si me quería ir a España que me fuera pero que no era mi caso. Por petición de la ginecóloga me hizo una ecografía y ahí se dio cuenta de que si se trataba de STFF, a lo que se fue a pedir una cita para el día siguiente con el hospital de gemelos de Dublin. Salí bloqueadísima. Ahí le expliqué a Damian todo lo que había pasado, a lo que no entendía cómo había cogido la cita si tenía el vuelo al día siguiente y que la decisión estaba tomada. Lo que hubiera dado para que Damián hubiera entrado conmigo a estas consultas…

La despedida fue muy dura. El viaje bastante largo. Dublin-Londres (overbooking, tuve que esperar otro avión)-Madrid. Mascarilla, gafas y sandwich de casa.

Desde el principio la doctora EA ha sido un ángel para mí, me explicó el riesgo y las opciones. A mi hija Carlota le tocaba una parte mucho más pequeña de la placenta por lo que al operar con láser para dividirla eso no iba a cambiar. Las esperanzas hacia ella eran muy pocas, pero Sofía estaba bien y al sellar la placenta con el láser Carlota ya no le iba a pasar sangre. La operación fue un éxito. Una vez me dieron el alta iba semanalmente a revisión. El 1 de Julio, gracias a una carta de salvoconducto de la doctora, Damián pudo entrar a España, pudo estar conmigo, sentir las pataditas, hablarle y cantarle a sus hijas, acompañarme al hospital y la doctora le dejaba estar presente para la explicación de resultados y situación.

La doctora intuía que Carlota pudiera tener un daño neurológico por todo el tiempo que estuvo sin recibir suficiente oxígeno, así lo confirmó una resonancia magnética en la semana 28. Fue un palo. Pero teníamos que seguir por Sofía. Mi doctora justo tenía vacaciones, esas semanas tendría que verme otro doctor. No voy a negar que tuve una mala sensación, no quería que me viera nadie más. En la siguiente revisión me arrepentí muchísimo de de no haber vuelto a resolver nuestra inquietud, de no haber insistido, aunque no sé si hubiera cambiado algo. Revisando juntos el informe nos dimos cuenta de que Sofía había cogido muy poco peso desde la última ecografía, Damián lo llevaba en una hoja de Excel y mi niña no había cogido el peso que tenía que haber cogido aunque estaba dentro de la normalidad.

El maldito 16/08/2020 en la semana 32 me desperté por la mañana y mi Sofía no se movía… Siempre se movía muchísimo y no la sentía. Probé comer chocolate como te dicen en las clases de preparación al parto pero nada, así que nos fuimos a la Paz a urgencias. Ahí me dijeron que mi Sofi no tenía latido. El momento más cruel y desgarrador de mi vida, de nuestra vida. Nuestra pequeña nos había dejado en nuestra lucha, me dejó vacía, sin propósito.

Los días posteriores tuvimos que ir al tribunal médico porque Carlota tenía problemas neurológicos muy severos y el día 20 este mismo doctor le puso una inyección a Carlota y nuestra niña se durmió para siempre.

Al día siguiente nos citaron en la Paz para provocarme el parto, como nosotros no eramos prioridad estuvimos mucho rato esperando viendo llegar papás con las bolsitas del hospital, hablando del parto, llamando a los familiares, una pareja nos preguntó que era… no cuadrábamos allí, era muy doloroso.

A pesar de que cuando me provocaron las contracciones me dio reacción y fiebre el parto fue vaginal y sin complicaciones. Unas enfermeras muy atentas nos preguntaron si las queríamos ver, Damián siempre tuvo claro que sí, yo tomé ahí la decisión, quería ver a mis hijas. Fue lo más bonito que nos ha pasado en la vida y a la vez lo más doloroso, ambos sentimos mucha paz al tenerlas en nuestros brazos, a solas, sentir la suavidad de su piel en nuestros labios… Estas enfermeras nos hicieron fotos con ellas (esas fotos son lo más valioso que tenemos), les pusieron las muselinas que les habíamos comprado para ellas y nos preguntaron sus nombres y apellidos para ponerlos en unas pulseritas de hospital para recién nacidos.

A partir de ahí pedimos necropsia y los restos de nuestras hijas para incinerarlas. Nos hubiera gustado más información al respecto. La ayuda psicológica la solicitó la doctora EA estando ella de vacaciones, me escribió para preguntarme si me la habían ofrecido y ante mi negativa lo tramitó. Además de facilitarme todas las pruebas mostró interés en como me encontraba.

Hoy seguimos haciendo terapia. Uno de los mayores obstáculos es la incomprensión, el tabú… yo he estado muy cabreada, hundida y he tocado fondo, no he estado tan sensible y vulnerable nunca y ha sido cuando más incomprendida me he sentido. Damián y yo hemos sido un apoyo fundamental el uno con el otro porque podemos hablar, sentir libremente con comprensión. Ahora me da miedo estar separada de él. A parte de estar sufriendo la pérdida como yo, ha tenido que sujetarme cuando me consumía la culpa, cuando odié mi propio cuerpo por no haber cuidado de ellas, por no haberlas mantenido con vida, cuando lo odié por haberlas matado… Fue devastador y él me tuvo que sacar de esa oscuridad. Cuando ya tuvimos los resultados de la necropsia y el día que recibí los resultados del estudio completo empecé a hacer las paces con mi vientre y conmigo misma.

Cada día las recordamos y será así para el resto de nuestras vidas. Hay que cambiar muchas cosas si queremos cambiar la mentalidad hacia la muerte perinatal de la sociedad empezando por considerar personas a nuestros hijos y no “Feto de Leticia D….” porque como mis hijas son fetos para las instituciones, si no fuera por mi doctora (mi ángel de la guarda), Damián no habría estado en el nacimiento de sus hijas, nos las habría tenido en brazos… Son nuestros hijas y como tal, tienen que estar en el libro de familia, no en el legajo de aborto.

Seguid trabajando así, el día 26 estuvimos escuchando la presentación de la tesis. Bravo. Gracias.