MI CAMINO HACIA EL DESPERTAR – Capítulos IV, V & VI

CAPITULO IV –EL DIA EN QUE TODO CAMBIO-

Hay un antes y un después en esta historia, un punto de inflexión en la vida de toda persona, a nosotros nos llegó justo dos meses después de la perdida de Lluc, era por el mes de julio.

En los últimos meses de embarazo de Lluc coincidimos en las clases de preparto y consultas ginecológicas con “Nela”, una antigua amiga de Emi de juventud de Sa Pobla y que hacía mucho tiempo que no se veían.

Nela esperaba una niña para las mismas fechas que Lluc, se saludaron y se dieron los teléfonos para estar en contacto otra vez de cara a esta nueva etapa en sus vidas. Parecía una coincidencia más de la vida, pero realmente era parte del plan álmico que seguía su curso tal como estaba previsto.

Nela, una vez pasado su parto y viendo que pasaban las semanas sin tener noticias de Emi, sumada a una sensación o intuición que tenía ella de que algo no iba bien, contactó con Emi.

Emi le contó lo ocurrido y Nela le dijo que pasase a verla un día, que ella se dedicaba a hacer terapias de equilibrio energético y que creía que podía ayudarla en este momento.

Así quedo la propuesta, Emi pensó que sería una sesión de reiki o masaje o algo así, realmente andábamos muy equivocados, todo estaba a punto de cambiar en nuestras vidas. Por otra parte, nosotros seguíamos yendo cada dos o tres semanas a terapia con la psicóloga Xisca.

Un día, Emi me dijo que ya había quedado con Nela para la sesión energética y salió por la puerta de casa a las 4 de la tarde…

Cuatro horas después cuando volvió a entrar por la puerta le había cambiado la cara y la energía,me di cuenta de inmediato de que algo había cambiado, no sabía bien que era, pero algo había cambiado.

Emi me contó que cuando llegó a casa de Nela se fundieron en un abrazo muy sentido, lloraron juntas, no hay que olvidar que ellas estaban muy conectadas con los embarazos paralelos y la maternidad, si alguien podía entender a Emi en estos momentos quizás era Nela, una vez dentro recuerdo que Emi me comentó que Nela le dijo:

“Bueno, tengo que decirte que mi terapia es un poco especial, o particular. Yo veo cosas… ¿me das tu permiso para empezar la sesión? Sí, por supuesto le dijo Emi.

Emi dio su permiso y su consentimiento y la sesión de Emi con Nela fue muy emotiva; Emi rio, lloró, hablaron de Lluc, de la familia de Emi, de la relación con su madre, de mí, de todo lo que surgió, pero sobretodo hablaron de Lluc.

Nela le dijo que Lluc era un “ángel”, un ser de luz con una vibración perfecta, que no podía encarnar en un cuerpo físico. Él vino a “visitarnos” entre muchas otras cosas para dar luz a nuestras vidas (¡es paradójico que te digan eso cuando tú te crees que estás sumido en la oscuridad!). Vino a marcar el camino del despertar de conciencias y sobre todo para sanar a Emi principalmente.

Cuando oí por primera vez esas palabras, primero por Emi y después por Nela en posteriores sesiones que tuvo conmigo, fue como si las piezas empezarán a cuadrar. No hizo que desapareciese el dolor, y el duelo por Lluc, pero sí hizo que cambiase mi perspectiva de su muerte y del sentido de la vida en general, fue en definitiva un alivio.

Nela me dijo que ella tiene percepciones, sensaciones, emociones que le vienen, imágenes, palabras que vienen a ella y que no son suyas, evidentemente son tuyas, conecta en cierta forma con tu “energía” por decirlo de alguna manera

Me confirmó a mí también que Lluc venía con una vibración perfecta, como la de un “ángel” para que yo me hiciese una idea, y que con esas vibraciones tan elevadas (después supe que esa energía tan sutil es propia de la 5 ª o 7ª dimensión) no puedes encarnar en la materia de un cuerpo físico de la tercera dimensión, que es la dimensión que vivimos, que vemos, mucha más densa.

Por tanto, su “misión “no era nacer, ahora poco a poco íbamos a ir descubriendo cuál era su misión, las señales y los mensajes irían cobrando sentido con el paso del tiempo, y efectivamente así fue.

Emi y su madre sanaron su relación en gran medida, Emi supo aceptarla, se acercaron más y la maternidad tuvo una nueva energía y perspectiva en ella. Emi en su duelo se llenó de amor, cuidados, mimos, atenciones por todos, yo creo que se empoderó como mujer y como futura madre.

Otra de las cosas que Nela nos dejó caer, fue que una nueva maternidad llegaría y que sería más pronto de lo que creíamos nosotros.

Se puede decir que Lluc abrió un camino de luz en nosotros, en nuestros corazones, desde el interior de Emi ayudando a cicatrizar y sanar la herida física de la cesárea y preparando en cierto modo la posibilidad de volver a quedarse embarazada con más prontitud.

Nos estaba diciendo Nela en pocas palabras que éramos afortunados de pasar lo que estábamos pasando, de poder llevar esa luz Emi como la llevo 9 meses en el vientre, y todo en pleno duelo por la pérdida de Lluc.

Respecto a mí, Nela ya me dijo que poco a poco iría dándome cuenta de muchas cosas, señales del trabajo que Lluc hizo en mí, de la trascendencia que tuvo en mi vida (conciencia de paternidad, conciencia de vivir el presente, prioridades en mi vida, conciencia de salud, de crecimiento personal, etc).

Entre otras cosas en relación al proceso de la oposición que estaba llevando a cabo fue muy claro. Mi idea principal era que una vez naciese Lluc, con el dinero que tenía ahorrado cogería una excedencia en el trabajo y así podría seguir estudiando y compaginarlo con la crianza de Lluc…iluso de mí, ahora que lo veo con perspectiva y la experiencia en la crianza de un bebé, me he dado cuenta de que hubiese sido prácticamente imposible compaginarlo todo con la calma y equilibrio necesario (equilibrio que yo no tenía). No podría haber disfrutado de esos primeros meses de la paternidad, ni apoyar a Emi como ella lo hubiese necesitado, ni acabar la oposición preparado para aprobar, entre otras cosas.

Realmente no sabré nunca que hubiese pasado o como hubiese acabado todo, pero tengo el presentimiento que igual la pareja (Emi y Yo) no hubiera aguantado los momentos de crisis que ocurren cuando hay un bebé recién nacido mezclado con el estrés de una oposición exigente y el cansancio físico, tampoco se ni sabré si la oposición se hubiese aprobado o no.

Lo que sí sé y tengo claro es que Lluc trascendió en el momento que lo hizo para darme el tiempo necesario de seguir estudiando, cuidar a Emi durante el embarazo que nos venía en breve, examinarme, aprobar la oposición y llegar justo a tiempo para la dedicación exclusiva a Dúnia…mi futura hija.

Los ahorros que tenía y que eran para la excedencia de Lluc y estudiar, finalmente se utilizaron para entrada de la compra de una casa, la casa que es nuestro hogar familiar hoy en día.

Buena suerte, mala suerte…es otra de las lecciones que he aprendido, no existe la buena o mala suerte, la vida te da herramientas y te pone obstáculos para que crezcas, tu elección es ver ese crecimiento y usar las herramientas o no verlo y quedarte compadeciéndote del dolor, de la caída y de la mala suerte.

En este sentido dejo un cuento Zen Chino sobre la buena y mala suerte que para mí definió lo que nos pasó con Lluc y que me encanta ponerlo de ejemplo cuando surge una dificultad en la vida.

“Un granjero vivía en una pequeña y pobre aldea. Sus vecinos le consideraban afortunado porque tenía un caballo con el que podía arar su campo. Un día el caballo se escapó a las montañas. Al enterarse los vecinos acudieron a consolar al granjero por su pérdida. “Qué mala suerte”, le decían. El granjero les respondía: “mala suerte, buena suerte, quién sabe”.

Unos días más tarde el caballo regresó trayendo consigo varios caballos salvajes. Los vecinos fueron a casa del granjero, esta vez a felicitarle por su buena suerte. “Buena suerte, mala suerte, quién sabe”, contestó el granjero.

El hijo del granjero intentó domar a uno de los caballos salvajes, pero se cayó y se rompió una pierna. Otra vez, los vecinos se lamentaban de la mala suerte del granjero y otra vez el anciano granjero les contestó: “Buena suerte, mala suerte, quién sabe”.

Días más tarde aparecieron en el pueblo los oficiales de reclutamiento para llevarse a los jóvenes al ejército. El hijo del granjero fue rechazado por tener la pierna rota. Los aldeanos, ¡cómo no!, comentaban la buena suerte del granjero y cómo no, el granjero les dijo: “Buena suerte, mala suerte, ¿quién sabe?”.

Cuando Lluc nos dejó llegaron a decirme:” ¡Oh Javi, que mala suerte, vosotros no os merecíais esto, no es justo”, y en ese momento yo también lo pensaba! Pero después, con el paso del tiempo y mis aprendizajes, pienso ¿y si Lluc no se hubiese ido?, igual yo no habría tenido un despertar espiritual, no tendría la casa que tengo ahora, la maravillosa hija que tengo ahora y la oposición aprobada que tengo ahora y no estaría escribiendo estas palabras que estoy escribiendo ahora. Mala suerte, buena suerte, ¿quién sabe?

Tras la primera visita a Nela, se sucedieron más, y empezamos a hacer terapia continuada con ella, compaginándola con la psicóloga Xisca (a ella aún no le habíamos hablado de Nela).

Por otra parte, con la ginecóloga seguíamos haciendo seguimiento de Emi, de su estado físico, evidentemente no le dijimos a la ginecóloga que ahora sabíamos que al haber llevado Emi a Lluc con su luz en la barriga, esta que había ayudado a cicatrizar totalmente el corte de la cesárea hecho en la cirugía.

Ana, la ginecóloga efectivamente en una de las revisiones nos dijo que la cicatriz interior del útero había cicatrizado súper bien y muy rápidamente, que en la ecografía ya ni se veía siquiera.

Los días seguían pasando y durante ese mes de agosto seguíamos con las terapias de Nela y Xisca. A mí me empezó a embargar una sensación de seguridad, de que todo iba a ir bien, de que estábamos preparados para volver a intentar Emi quedarse embarazada aunque fuese totalmente contrario al protocolo marcado por Ana, sólo habían pasado 2 meses y pico.

Yo iba reforzando a Emi con esta idea hasta que a principios de septiembre volvimos intentarlo, pensábamos que entre que nos poníamos y nos quedábamos igual pasaban meses, cuan equivocados estábamos, debió ser al primer o segundo intento literalmente (y no por casualidad), Dúnia tenía que venir a este mundo más pronto que tarde, todo estaba dispuesto en el plan álmico.

Ana la ginecóloga seguía con sus consejos y protocolos médicos de esperar un año para quedarse embarazada, aunque después de ver la cicatriz, ya había rebajado a 8-10 meses, no se imaginaba que en tres meses desde la cesárea le daríamos la noticia de que Emi volvía a estar embarazada, saltándonos todo el protocolo oficial.

Aún recuerdo la cara que puso el día que se lo dijimos: – ¿Cómo? ¿Ya? ¡Los voy a matar!!!, pero tal como lo decía se le escapo una sonrisa de alegría. Ahora se le presentaba una segunda oportunidad a ella también para tener con Emi un embarazo y parto satisfactorio. No hay que olvidar que ella también había sufrido con la perdida de Lluc, ella había llevado todo el embarazo de Lluc de manera impecable, y si bien los ginecólogos tienen su código de ontológico muy claro, y saben que la vida y la muerte forma parte de su trabajo, Ana se implicó mucho con Emi y su nuevo embarazo a todos los niveles, era un reto personal y profesional, fue muy bonita nuestra relación con ella.

Lluc había removido energías y conciencias de padres, abuelos, tíos, amigos, allegados, ginecóloga, etc.…todos crecieron con esa experiencia, unos se dieron más cuenta que otros, pero con razón y como veremos más adelante Lluc se había ido feliz, sin sufrimiento alguno y con todo el trabajo que había venido a hacer hecho.

Con este relato quiero dejar claro que no estoy animando a nadie a saltarse protocolos médicos de prevención, ni a acelerar tiempos en un duelo peri natal.

Cada persona y pareja pasan el duelo y se recuperan de la pérdida a su ritmo, con sus herramientas y sus circunstancias (tener una edad u otra, tener trabajo o no, tener pareja o no, si hay o no más hijos, si hay más o menos complicaciones físicas o emocionales, etc).

Nosotros en particular lo vivimos, así como lo cuento, fue un camino rápido e intenso, pero eso no quiere decir que otra madre necesite más meses, años, o igual que ni siquiera se plante volver a tener jamás un hijo. Todo es respetable y cada uno debe escucharse, saber mirar en su interior, abrazar sus miedos y saber en qué momento se encuentra de su proceso personal en la vida y en el duelo en particular.

Para Emi y para mí en particular, el plan estaba marcado, lo único era que nosotros dos no lo sabíamos, o más bien no lo recordábamos, ya que los planes prenatales de las almas los hacemos entre todos los miembros del clan o grupo álmico, aunque luego no recordemos al encarnar y venir a este mundo. Puedo imaginarme a Lluc, Emi, Dúnia, Yo y demás almas y guías espirituales estableciendo el plan de nuestra vida y pactando como vendría Lluc y trascendería antes de nacer para iniciar el despertar de conciencias.

CAPITULO V – EL EMBARAZO Y EL NACIMIENTO DE DÚNIA-

Cuando a principios de octubre, efectivamente confirmamos con la ginecóloga que Emi volvía a estar embarazada 3 meses después de la pérdida de Lluc empezó una nueva etapa en nuestro camino.

En cuanto Emi se quedó embarazada de Dúnia, Xisca como psicóloga se apartó y nos dijo que la terapia había finalizado, que ahora era momento de mirar la vida nueva que estaba naciendo, que había que desviar la atención y energía de Lluc a Dúnia, que ya había tiempo de seguir en el futuro la terapia de la muerte de Lluc si fuese necesario, ahora tocaba centrarse otra vez en la vida.

Emi debía ahora afrontar sus miedos por una posible pérdida y la inseguridad que eso conllevaba y en cierta manera había que transformar el miedo en coraje y la inseguridad en confianza.

Por parte de Ana hubo un seguimiento exhaustivo casi semanal al principio del embarazo y quincenal el resto del embrazo (al final estuvimos 2 años viéndonos continuamente con Ana), recuerdo que Ana no nos dejó margen de decisión al principio en cuanto a que el parto se programaría dos o tres semanas antes de cumplir las 40 semanas a fin de evitar la fatídica semana 39 y que sería por cesárea porque había pasado muy poco tiempo para sanar las cicatrices de la última cesárea. Pero a medida que fue transcurriendo el embarazo, ella y todos nos fuimos cargando de confianza y coraje, llegando Ana a flexibilizar su postura hasta el punto que Emi intentó el parto natural en la semana 38 casi la 39, al final sí que fue por cesárea, pero por elección de Emi que tras 16 horas de parto inducido solo había dilatado 5 centímetros y ya estaba demasiado cansada.

Todo salió perfecto, Dúnia venía a este mundo un 20 de junio de 2018, apenas un año después de Lluc (5 de junio de 2017).

Hay que volver a resaltar que fue fundamental la ayuda de Nela en todo el embarazo de Dúnia, dándole confianza a Emi y haciéndole terapia para rebajar los miedos.

CAPÍTULO VI- EL CRECIMIENTO ESPIRITUAL-

El crecimiento o aprendizaje personal no ha sido de un momento a otro, sí que tiene un punto de partida ese 5 de junio de 2017, pero ha sido y está siendo paulatino en el tiempo. A día de hoy sigo con el proceso (ya no hay vuelta atrás, una vez que empiezas ya está), y ya han pasado casi 4 años.

No se puede cambiar de frecuencia y vibración rápidamente o de golpe, es imposible. Puedes ir cambiando tu frecuencia muy poco a poco e ir avanzando hacia una ascensión o descenso según cual sea tu camino. Yo en mi caso, en mi camino he ido cambiando hábitos de salud, costumbres, maneras de verme, de observarme, de relacionarme con los demás, etc.

Dúnia nació un 20 de junio de 2018 y 5 días después, el 25 de junio yo aprobaba el último examen de la oposición, fue entonces cuando empezó una nueva vida y una nueva etapa. Los últimos dos años habían sido muy intensos emocionalmente hablando, y me pasaron factura físicamente, no había gestionado muy bien las emociones.

En los primeros meses tras el nacimiento de Dúnia, empecé a tener de nuevo (ya había tenido episodios en mi juventud) problemas digestivos muy incómodos, mi cuerpo me estaba hablando, pero yo no lo escuchaba o no lo entendía, me centraba más bien en quitar esos síntomas sin escuchar o entender el origen del problema.

Seguía teniendo digestiones largas, eructos, acidez. Acudí a digestivos que me hicieron pruebas y me dieron un diagnostico (gastritis estomacal por crecimientos bacteriano), después me dieron hasta tres tratamientos de antibióticos intensos, omeoprazol, etc, pero los síntomas no desaparecían, siempre estaban ahí a veces más atenuados a veces menos. En ningún momento, ningún médico se planteaba por qué mi cuerpo había llegado a ese punto, que era lo había desencadenado.

En cierta manera el buscar respuestas a mi malestar físico me llevó a un “segundo despertar espiritual”.

Si el tema físico ya estaba tratado, había que ir al plano espiritual, emocional, energético, podemos llamarlo como queramos, había que ver que había originado toda aquella acidificación y desencadenado el resto.

Si antes he comentado que mi encuentro con Nela supuso un punto de inflexión, el otro fue el encuentro con Alícia.

A través de Anna, mi amiga y socia, obtuve el contacto de Alícia y le pedí cita, más o menos entre 8 meses y un año de lista de espera así que te lo puedes tomar con calma, pero Anna me había hablado mucho de ella, del método que usaba para la sanación y el crecimiento espiritual, de cómo podía canalizar con tus guías y hacerte llegar las herramientas y mensajes con mucha claridad y calma.

En julio de 2020 pedí cita y en principio me dieron cita para marzo de 2021 (8 meses después). Hay que decir que a Alícia la puedes visitar presencialmente en Barcelona, o puedes tener tu sesión “on line” que fue como yo la pedí “. Me llamaron un día diciéndome que había habido un hueco un día por una anulación de una sesión “on line” y que, si quería coger esa hora, era el 4 de noviembre a las 13hs, no lo dude ni un Segundo, estábamos en el mes de septiembre, ya solo quedaban dos meses.

Así como se iba acercando la fecha la curiosidad y los nervios iban creciendo, había dos temas principales que resonaban en mi cabeza para comentar con Alícia, uno era todo el tema de mi estómago y malestar físico….el otro era Lluc, evidentemente.