Hola a todos, mi nombre es Valeria, tengo 33 y soy de Uruguay. Hace 4 días pase por el peor momento de mi vida, algo que jamás, ni en mis peores pesadillas crei que pudiera pasar.
Embarazada de 34 semanas, 34 semanas en las que cada viernes me fijaba los cambios en el bebé, el tamaño que tenía según la semana de gestación, cuánto debería estar pesando, todas esas cosas que te llenan de ilusión durante el embarazo, más cuando estás tan feliz esperando a tu bebé. Este domingo con 34 semanas y 2 días, nos levantamos con mi pareja y mi hijo mayor (de 4 años de edad) sin pensar que este día nos cambiaría la vida para siempre.
Parecía un día normal, en el que todo iba bien, sin motivo alguno que nos llevara a tener algún tipo de preocupación o sospecha. Estuvimos jugando en casa como lo hacíamos habitualmente, almorzamos juntos para luego de mediodía continuar con los preparativos de la tan ansiada llegada de Faustino. Yo estaba pintando Mickey mouse en una pared, en la cual colocaría cuadritos con fotos del embarazo, una alfombra en el suelo y una silla mecedora que utilizaría para cantarle y hacer dormir al bebé en su pequeño rincón de amor. Todo estaba de maravillas, todas las ilusiones estaban puestas en estas últimas semanas de gestación, esperando con ansias el día en que por fin tuviéramos a nuestro bebé entre nuestros brazos.
A la tarde decidimos salir a dar un paseo en familia, yo estaba con antojos de cajoncitos de dulce de leche, de una panadería en especial, así que decidimos también ir a comprarlos para luego merendar. Estando en la calle, de paseo comencé a sentir un poquito de malestar, como dolores en las caderas, lo cual considere normal ya que no era un dolor fuerte ni tampoco algo extraño cuando estás en las últimas semanas de gestación. De igual forma, ante este dolorcito le digo a mi pareja que lo mejor es irnos a casa para que yo me pueda recostar un rato. Ya eran alrededor de las 6 y algo de la tarde, así que nos fuimos.
Llegamos a casa y mientras mi pareja y mi hijo jugaban en el patio yo decidí irme al cuarto. Me recosté en mi cama y comencé a sentir dolores que se intensificaban, creí que se trataba de contracciones y que estaba dando comienzo a un trabajo de parto prematuro. Comencé a sentir ganas de ir al baño y en el momento que llegó al baño sentí una sensación muy fea, un calor muy grande que era acompañado por una sudoración fría que corría por mi espalda, sentí un mareo muy fuerte y me sentía apretada, por lo cual me saque toda la ropa, salí del baño, me dirigí a mi cuarto y encendí el aire acondicionado. Antes de poder reaccionar, no habían pasado ni siquiera 5 minutos cuando toque entre mis piernas y ví que tenía una gota de sangre, la cual en menos de un minuto se transformó en mucha sangre. Me vesti lo más rápido que pude y entre los dolores subí al auto y nos dirigimos al hospital. Al llegar al hospital dije cuáles eran mis síntomas y me calificaron como un caso de color verde, lo cual significa que no era de tanta urgencia. Me tuvieron allí cerca de una hora o eso creo, esperando para luego trasladarme a maternidad, dónde nuevamente me hicieron esperar hasta que una enfermera vio lo mal que me sentía y me hizo pasar rápido con la partera.
En ese momento la partera vio que mi sangrado era grande, mis dolores se habían transformado en insoportables y nuevamente comencé a sentir calor con sudoración fría. La partera corría de un lado a otro tratando de escuchar a mi bebé pero no encontraba su ritmo cardíaco. Me dijeron que me harían una cesárea de urgencia porque estaba sufriendo un desprendimiento de placenta. El miedo se adueñó de mi pero en ningún momento perdí la esperanza de tener a mi bebé entre mis brazos.
Recuerdo que me dieron una inyección diciendo que era para madurar los pulmones del bebé, también recuerdo que me suben a una camilla y me llevan de urgencia a block quirúrgico. Al entrar a black recuerdo ver varias bolsas de sangre para transfusiones y a un doctor gritar que se trataba de un código rojo. Entre estos recuerdos perdí la conciencia y ya no se qué fue lo que pasó.
Cuando desperté lo primero en qué pensé fue en mi hijo, comencé a preguntar por él y nadie me daba respuesta, nadie era capaz de decirme nada hasta que pude ver a mi hermana y cuando le pregunté por mi hijo, aún con efecto de la anestesia, ella me dijo que mi bebé ahora se había transformado en una estrellita. Era lo último que pensé que escucharía, esto me partió el alma al medio y sigo esperando que haya Sido un mal sueño del que voy a despertar.
Me dijeron que durante la cirugía le habían dicho a mi familia que había que prepararse para lo peor, el bebé ya estaba muerto y mi vida estaba en riesgo. Pero yo no estaba conciente de esto, yo estaba despidiendo en mi alma y corazón a mi amor más chiquito. Al amor que nunca pude tener en mis brazos, al que nunca pude besar su frente ni ver sus ojitos.
Hoy, a un par de días de todo esto mi cuerpo tiene señales de ese día, tengo una cirugía que se está recuperando y algunos hematomas en los brazos por la medicación. Tengo que tomar comprimidos para evitar que mi leche salga, porque ya no tengo un bebé al que alimentar. Tengo el alma rota en mil pedazos y la única razón por la que sigo viviendo es porque tengo un hijo pequeño al que consolar, al que explicarle que su tan esperado hermanito no va a llegar, que siempre nos va a cuidar y nos va a sonreír desde el arcoiris pero ya nunca va a estar físicamente con nosotros.
Yo que nunca creí en la vida después de la muerte ni en el paraíso eterno, hoy me aferro a esa idea con todas mis fuerzas. Hoy es en lo que más deseo creer, en que en algún día, no se cuando, no sé si será pronto o demorará en llegar pero vamos a volver a estar juntos. Vamos a darnos ese tan esperado abrazo y todos los besos que tenemos guardados.
Siempre vas a ser mi eterno amor, siempre vas a ser el bebé de mamá y nunca te voy a dejar de amar y extrañar Tinito mío. Van a haber días mejores y días peores pero nunca nada va a sacarme este dolor del pecho, nada va a llenar el vacío que dejaste en mi corazón hasta que por fin podamos estar juntos otra vez y para siempre